Agradecimientos.

Escribir un libro era una promesa que le hice a una persona cuando éramos niñas. Hoy puedo decir, que a pesar de las muchas dificultades que he tenido para realizar este proyecto imperfecto, mi promesa pasa a ser una meta cumplida. En aquel entonces no hubiera podido imaginar, que lo haría a través de la red. Esto no hubiera sido posible sin todas vuestras visitas, por eso, las dedicaciones se refieren a todos y cada uno de los que a lo largo de estos años, me hicisteis sentir más acompañada en mi soledad. Profundas gracias a los ojos que me leen hoy, ayer y siempre.

lunes, noviembre 26

Dijins Di 24

                                                                                Capitulo 2



Desperté aturdida  y me tomo unos  larguísimos segundos recuperar el control  de mis sentidos,  sobre todo  el  de  la vista. Mi cabeza parecía que iba a reventar. Por momentos el dolor era más intenso y después descendía, pero se quedaba en un grado  satírico e  insoportable.

A tientas y con miedo, con movimientos muy lentos, fui acostumbrando mis ojos a la luz que irradiaba la leña, que ardía en  una  chimenea  de piedras aristadas. Encima de la losa superior que embellecía la singular e inviolable  estructura, pude observar, un candil deteriorado  que hacía a su vez, de soporte a lo que parecía ser una lámina antigua. La cual  dibujaba en sus formas  un paisaje impreso en pergamino. No tenía  idea de  donde me encontraba  y  el entorno no me resultaba familiar.

Una destartalada y envejecida  estantería de madera, fue la primera pieza que  apreso  mi atención cuando por fin pude enfocar la vista. La imágen, entrañaba miles de enigmas, que con palabras escritas y estructuradas en los sueños, si cabe, la  llenaban  de libros y que a duras penas  resistía ese  pesado  testamento, que infinidad de escritores cedieron  a lo largo del tiempo  en sus hojas,  ahora amarillentas  por el mohín  mostrenco,  permanente en aquella  chimenea y el humo que a través de los años había estado escupiendo.  Palabras que ahora presidian y se apoderaban del mayor espacio en aquella pequeña sala.  Al menos esa fue la sensación que me devolvió. De cualquier modo, me conforto  de alguna  misteriosa   manera,  alejando y consumiendo  el  dolor de cabeza.

El conjunto de muebles era de estilo más bien rustico, creando un retrato armonioso a pesar de la aglomeración que se notaba.  Había una mesa  pintada con  patina en color azul  turquesa, depositada  de cualquier manera, debajo de una ventana de cristales cuarteados, con una vidriera de vivos  colores  en su centro que  representaba  un sol o algo que se le parecía. Encima de la mesa  se veía desplaza por varios libros y objetos, una lámpara de hierro que  ignorándolo, adornaba  su esbelta delicadeza, la cual  no se antojaba  desgastada para nada en el espectro añejo  que parecía tener.

Eso, era lo que se podía ver desde mi posición en  el  cómodo sofá. El mismo que  al parecer  había  contenido mi descanso. Cálidamente arropada  por mantas  que olían a flan  de café  y vainilla. Sin destaparme  las piernas, para no perder el calor aromatizado que me envolvía, Incorpore mi cuerpo y mire por encima del respaldo, apreciando a la vez, la suavidad del sofá  mientras lo acariciaba y el color verde esmeralda  con matices azul prusia que se entreveía al  deslizar  la mano  por su piel aterciopelada.

Intuitivamente fije la mirada en un  ángel de plata, depositado en un pequeño  altillo, que estaba  encima del marco de  la puerta, que daba paso a una entrada. No era  una figura de gran tamaño, pero de inmediato  robo mi ensoñación, sobresaltándome. Lo mire  pensativa, no conseguía saber cuál era la razón que me atraía. Mientras lo miraba se interpuso a mi voluntad y a la realidad. La  anomalía de otra visión parpadeante. Un rostro plateado  acercándose a gran velocidad  y envuelto en haces de luz, que emergían conformándolo y sustrayéndolo del oscuro mosaico. Se represento en mi mente sembrandome de terror y así de aquella, se hizo conmigo, apoderándose  en un breve instante del cálido confort en el que me había despertado. La visualización  desapareció casi de inmediato, para sostenerme nuevamente en la realidad. Sin embargo la fuerza con la que se había implantado esa imágen me hizo recordar… recordar, algo que  percibía borroso pero  intenso, muy familiar, como un episodio repetido y vivido en un tiempo  infinito, innumerables  veces. Así  lo percibí.

Me levante  con brusquedad, al mismo tiempo que un hombre irrumpía en la sala. Llevaba una bandeja entre  las manos, rebosante de pastas, pan y  dos tazas. Despejo otra  mesa  abarrotada  de folios y cajas y depositándolos en  una alacena próxima, que a su vez ya se hallaba repleta.

 Atónita, contemple  la agilidad y destreza con la que aquel desconocido, depositaba  la bandeja sobre la superficie de la mesa con una mano, mientras  que con la otra, retiraba lo que estorbaba. Sin mirarme y atendiendo lo que hacía, dijo con voz pausada.

_Por fin te has despertado. Supuse  que te apetecería tomar algo caliente mientras me cuentas como  te encuentras._  levanto brevemente la mirada, examinando mi perplejidad sin gesticular ni mediar ninguna palabra mas, tan solo asumiendo mi confusión. Se irguió y en un ligero movimiento que casi no entendí, se dispuso a sentarse en una silla invitándome a acompañarle en el pequeño taburete  redondo que se encontraba a su lado.

Recoloque  una de  las mantas sobre  mis hombros, con cuidado de no pisar las puntas arrastradas  por el suelo. Según daba el primer paso, le pregunte.

_ ¿Quién es usted?, ¿Cómo he llegado hasta aquí?... _ Acaricie mi cara escondiendo las dudas bajo la palma de mi mano inquieta, a la par que me sentaba. Me notaba exhausta y extremadamente agotada y mi mente permanecía en blanco, no recordaba absolutamente nada.


miércoles, noviembre 14

Dijins Di 23. El Poder







El poder

Testarudo pero no valiente
Ángel sin alas que jamás dejo de caer
Simiente eterna vacilante en la luz.
Confiscas la verdad para  cegarnos.
Nos oprimes, adoctrinas, nos castigas y amenazas.
Hoy nadie es libre porque sigue existiendo el poder
que domina las masas, camuflado sin duda en políticos
con corbatas.
El mayor pecado del hombre no fue morder la manzana.
Fue no ver la mirada de quien nos la daba.

Aplaudamos entonces a todos los corderos que se sienten
crecer ejecutando las normas que les dicta el poder
Gracias por ayudarles a sembrar miseria a lo largo de estos años.

(kea-sensaciones)

domingo, noviembre 11

Dijins Di 22




Y en ese viaje  hacia los adentros,  paseando  en la inconsciencia sagaz y solitaria de  la humilde mente humana,  buscaba la salida… pero me aleje de ellos,  de sus voces.  Como un imán el vacio tiraba de mí, arrancándome  de la realidad.  Sin más fuerzas acabe rindiéndome  en el viaje y fundiéndome en él. Un calor intenso  bullo de mi frente, más poderoso que un calor febril y se hizo con todo mi ser.  El viaje era acelerado, sentí como caía  por un pasillo inclinado, lleno de luces tenues o fuertes, coloridas o sin color, es difícil definir lo que absorbía  en ese cumulo de emociones que se estaban apoderando de mi.  Pase por paramos estériles y otros no,  pero sabía que me hundía y que me iba. Y entonces ceso. La atracción hacia el vacio, vacilo un instante y me deposito en el suelo.   El espacio empezó a estabilizarse como un lienzo pixelado que va  tomando  forma  apresuradamente, tutelado por  la mano diestra de su creador.

La ignorancia permanecía dormida bajo mi piel. Incomoda y perturbada por  lo que se avecinaba,  camine en círculos mojando mis pies en el barro humedecido y frio, que prestaba aquel   paraje  cromado con brotes dorados y que no perdonaban la falsa  coraza de las botas.  

Deseando desaparecer, incluso extinguirme.  Para ausentarme del miedo que hacia raíz sin auxilio en mi carne.  Camine y camine, sin rumbo, hasta llegar a un punto donde  las piernas se negaron a continuar, mi cuerpo paralizado  solo dejo que mis ojos vagaran libres. Escudriñe con ellos el entorno  que se iba desenfocando hasta invadirme la total oscuridad y en ella no solo me sentí a  mí.   Exaltada por un grito  incesante  que brotaba desde  mi corazón, destrozando la calma.

 Tan brutal flujo de dolor no me pertenecía.  Lo note, sabía que no era yo, pero se hacía más fuerte y comenzaron de nuevo los temblores, las ondas que mecen al alma  y que preceden al mensaje. Esa sensación de que algo viene, de que está ahí, pero no lo puedes ver, solo se hace sentir.

Me aterraba la idea de no poder hacer nada. Acaricie enloquecida mi cara  con nerviosismo hasta que enrojecí mis mejillas.  Enrede enfurecida mi pelo, estirando de él,  intentando despejar  las ilusiones que se apoderaban de mí.  Ansiando  esta vez,  dar  con la clave que las hicieran desaparecer.  Sin querer oír al intruso que penetraba en  mis pensamientos,  absolutamente ajenos,  cercanos y lejanos a la vez.

Inspiraba palabras que brotaban de las hojas  y del viento susurrante  que bailaba turbando en remolinos errantes  a mí alrededor,  pero no aire que me hiciera respirar. La burbuja que presionaba  y contenía mi vida, mi esencia de cordura… en ese momento reventó  liberando ecos que se fueron a perder como las hojas que lleva el viento.

Aunque en ocasiones hastía y monótona, la vida… llena al huésped  y regala belleza. Esa misma belleza no la veras mañana, tan solo se desprenderá hoy… del  inmenso tapiz que la consolida, centenares de situaciones  se difuminan en el espectro de lo que podía haber sido y ya no será.

Por  unos segundos  esa ilusión se volvió palpable  en una imagen tan nítida y real  que mi cuerpo  se  desplomo   por la inercia que ejercía  la tierra sobre él, De rodillas en el lecho fangoso , brotaban las lagrimas de mis ojos resbalando hasta caer al suelo, en un espacio en el que el tiempo parecía  detenerse , la   emoción  que sentí al contemplar esa imagen no podía traducirse a palabras pero se asemejaba bastante a la sensación  que se siente cuando  una brisa templada y suave  coquetea,  acariciando el rostro  del que observa el mar.





lunes, octubre 8

Dijins Di 21



Frustrada nuevamentesalí  enfurecida  de la pequeña sala de proyección. El  estrepito del portazo retumbo por toda la planta, por el vacio de muebles  que favorecía  la acústica y que ya se nos hacia familiar.   

Encaminándome con la cinta en mano,  busque habitación por habitación a nuestro técnico  de sonido y dispositivos eléctricos, como siempre parecía haber sido borrado de la faz de la tierra. Dude unos segundos y medite el siguiente paso  curiosamente  enfrente de la puerta, que amparaba a nuestro paciente. Irrumpí  con brusquedad  observándolo todo. Puedes descansar yo continuare la guardia.  Le comunique  a mi compañero de cuarto Petrus. Todo tuyo pronuncio mientras salía.

Sin advertirlo me encontré de nuevo sumergida en la inagotable inteligencia de aquel pobre desgraciado que no percibía su mente rota. Por algo se dice que un loco no es consciente de su locura.

Agachado y oculto te espera, impasible y certero, asestara un disparo en la diana de tu corazón.
 Asesino de dones, perseguidor inagotable del bien.  Tan antiguo como el mar. El caballero negro te acecha. Cada hora que pase,  se acercara  aun más  el desenlace final, en el que la nada copara tu cuerpo, que prendera bajo las llamas del infierno, donde tu mente se perderá y tu alma eterna navegara en los oscuros rincones de tus recuerdos,  entonces habitaras en  la sala de las almas descarnadas  y  los difuntos  que moren allí y aquellos que te preceden, te negaran la palabra y bajaran la mirada, en esa fría soledad lamentaras mil años repitiendo todos y cada uno de los espacios que llenaron tu vida,  y  echaras de menos lo que soy.

 Allí comprobaras,   que no habrá perdón tampoco, para los que no cobijen  el mal en su interior. Pues  aquellos que rompen y asestan con dagas de traición, perturbados destructores,  anómalos que no fueron tocados por un  Dios, serán entonces los que dominen tu vagar.

Yo  sabedor  de tu secuestro,  permaneceré atento   al momento confuso  en el que pronuncies mi nombre y volveré a buscarte hasta las mismas puertas del infierno del que provengo, al que no anhelo volver. Por ti atravesare sus sangrientas estancias.  Únicamente para encontrarte, bajare a sus entrañas con una sola luz y la determinante razón   de salvarte, iluminare mi camino con el amor que te proceso  y cuando te hallé,  te arrebatarte de él, de sus cadenas y  aunque perezca en el viaje, ese es mi destino, el que yo he elegido.  Anclado a tu ser  permanezco a la espera de saberte ver.

Dime entonces, ¿Qué ingenio habita  en  que huyas de mi?, ¿Donde te esconderás?
¿Todavía piensas que  puedes  retenerme  maniatado en este sillón, con simples cinchas de carga y que los narcóticos  adormecen mis ansias…En verdad crees que eso es así?, Me seria sencillo penetrar en tu mente y manipular las verdades que conoces sin pronunciarme en un suspiro, en el  breve tiempo que dura,  lo que tardaras en levantar de nuevo la mirada para sopesar  lo que digo…

La mueca de sus labios  pareció  malvadamente sabia, lastimada  la mía al comprobar que era conocedor con antelación de mis gestos.  Siseando un desagradable  silbido, meneo  y retorció su  cabeza inclinándola suavemente  con una mueca insultante y sibilina, haciendo que bailara el iris  dentro  de sus ojos y provocando en mi un movimiento de temor, que  impulso todo mi cuerpo  hacia atrás.  Aunque logre reponerme rápidamente  en vano intente desviar  su atención, con ademanes contundentes   escribiendo algo en el cuaderno  que reposaba sobre  mis piernas. Pero  lo siguiente que dijo y el tono tajante en el que lo hizo,  no me dejo fingir mucho más que un instante. El bolígrafo resbalo de mis manos  rodando a sus pies

 … Ahora ya sabes que la respuesta es no.  Pronuncia mi nombre.


De mis labios salió un gemido   involuntario que en el lejano eco se comprimió  en dos letras.  …Di.

 A la par de extinguirse  y nuevamente repetirse  por todos los rincones  del local, Las paredes empezaron  a tambalearse como si fueran papel. El techo se derrumbaba con estrepitosos estruendos. Bajo mis pies el suelo  vibro de la misma manera que lo hace la piel de un tambor y  comenzaron a surgir grietas  de  suma violencia,  precipitándose hacia la nada,  que inexplicablemente   yo reconocía   en la que él me había descrito, negra,  absoluta  e infinita.    Aterrada corrí, dejándolo  solo  tras de mí, sin importarme lo que fuera de él.

  alocada escapada  por  los pasillos, alarmo a mis compañeros, les costó mucho tiempo  y fuerza  frenar  mi  descontrolado comportamiento  del que  no sabían cuál era la razón.  Jadeaba angustiada con la mano  sujetándome el entre pecho, no conseguía  pronunciar palabra.  Solo gritaba en una frenética mezcla de locura o terror.  Al parecer la duda sobresaltada, se quedo   dibujaba en  mi rostro tembloroso,   apoyada contra una de las paredes mientras  intentaba recobrar el aliento.  Alberto y los demás insistían en que me calmase,  para aligerar y liberar el ritmo doloroso que  propinaba mi corazón.  El choque con esa visión fue tan tremendo,  tan impactante, que provoco  que no recordara sus nombres, y me desplome  dejando mi conciencia a merced  de la suerte que consintiera en mi regreso.




jueves, septiembre 6

Dijins Di. 20.





La mañana se paso sin darnos cuenta y verdaderamente la inspección a la sala de calderas, no  nos mostro nada extraño ni fuera de lugar, todo aparecía en buen estado, con más preguntas  que respuestas  y terminada la comida,  cada cual, organizo tareas para ocupar la tarde, el tiempo en la gran casona parecía no transcurrir, pero la quietud nos volvía distantes  por esa razón necesitaba resolver algunos puntos, antes de enfrentarme  a un nuevo careo con Di, al  que en las últimas horas habíamos decidido no dejarlo a solas ni un solo momento.


Buscaba a ciegas entre las cintas apiladas en la estantería,  alguna, que lograra esclarecer mis dudas,  confirmar  que  habíamos sido inducidos a  una sugestión en  grupo y tenía la sospecha de que, de alguna manera los videos que nos  habían enviado  tendrían que advertirnos de la capacidad que el paciente  poseía.  En ese momento dudaba , No sabía cuál podía elegir, miraba los letreros inscritos en el borde lateral de cada cinta  y ningún rotulo, me daba el gusto para saciar la pregunta que estaba mascullando,  la más distante de mi, sin que yo la tocara, cayó al suelo  como zafada por una  mano invisible,  en un primer lugar pretendí ignorarla, sin embargo  vino a mi mente el recuerdo de una vieja  amiga  que era aficionada  a leer las cartas del tarot, insistía en  decir  que las cartas que se caen por descuido cuando lanzas la  pregunta  y mientras están siendo barajadas,  son las más importantes y certeras en una lectura.


 Ese recuerdo me obligo a salir de dudas y rescatar la cinta del hueco donde la había vuelto a colocar. Encendí y accione el play.  Como casi en  todas las demás  cintas, Di comenzaba recitando otro episodio, otro relato de sus vivencias, entrelazando palabras con locuaz coherencia. Su habilidad nata de la que hacía uso para  describir cualquier insignificancia, objeto o sentimiento,  transformándolo  a los ojos  y oídos de su interlocutor,  en algo inalcanzable e hipnótico.  La sensación que  dejaba  en mi, era  la de un  buen orador  y cabía señalar  que era peligroso. Me dispuse a escuchar…


 No es sencillo, No. No es nada fácil, descubrirse a uno mismo  en la sombra  proyectada  a capricho de la luz, ese haz de luz tímida y delicada que pretende traspasar una hoja seca. Entender que no cabe mayor dolor en la existencia de una vida, sea  cual sea  su naturaleza pensante,  adquiriendo una verdadera verdad, que aunque absurda era la única  que citaba tal dolor, que no cavia mas verdad que cuando el amor se mezcla con tal crueldad. No es amor, sino maldad.


Las arrugas que surcan mi rostro, no son más que las huellas que dejo tal brutal perla, llena de imperfección,  para ser perfecta. Comprimida y conjugada en una hermosura ancestral y simple, para nada enlutada, llena de una sabiduría natural, con la que araño mi entidad haciéndome anhelar y darme cuenta de que yo carecía de alma.


No sé, si llamar conciencia a algo que no comprendo. Ni tan siquiera hoy, después de tanto tiempo, pero  sí puedo afirmar que me hundió en tal  desesperación  la incógnita de no comprender su naturaleza libre, fuerte, salvaje, tan firme en sus conclusiones,  que parecía tener la llave del conocimiento, esa, que es tan extraña que hace que el ser inocente y puro alcance sus metas,  deslumbre y brille a pesar de una apariencia nublada.


Consiento en que no comprendáis mis palabras y conspiro para que así sea…


Estas últimas palabras fueron precedidas  y silenciadas por un gesto brusco que revolvió su cuerpo en la silla. A partir de ese segundo la imagen del video se veía distorsionada y cortada,  se oían  ruidos  que no  eran  claros y no se podían interpretar con claridad, durante unos larguísimos  veinte  minutos  de audio,  la imagen  era un caos de  rallas y puntos  que cruzaban la pantalla  ofuscando la visión y  concluía  en  distorsiones  muy molestas a baja y alta frecuencia, para mi sorpresa  se pudo rescatar con total nitidez los últimos segundos de la cinta.   


 …me veo en la obligación de advertiros que vuestras vidas corren peligro.