CAPITULO 1
Entre tanto el tiempo se pasa, y las horas navegan…
Horas que se agarran al batir de unas
alas…
Desconocidas alondras iluminan las paredes de
una cueva…
Tan solo con la tenue luz de unas velas…Luz que se compuso,
en mi alma…
Despacio, muy despacio... enlazo mi espectro, a la interfaz
de tus sistemas…
Siento la sensación, de la que crece oculta, a mi
alma que esconde… lo que todavía no alcanzo a comprender.
Presiento aire, lleno de fuego, tierra, hielo, y
dolor mezclado con sonrisas…Contenido en el dijin que representara
mi vida hasta mi último aliento…
En esas indefinidas horas,
en esos inacabables días y largos años. Olvidado del amor. He permanecido inamovible, durante siglos y siglos, bajo el influjo de una
necesidad, una delirante idea...que condena mi ser a su fin.
¿Cómo puede un dijin, formar parte del cielo?, ¿Cómo se debe de
hacer?
A pesar de ir en contra de todos mis ancestros, de los míos. Me
debato en esas preguntas.
Si el yo, un dijin, pertenece a una naturaleza
diferente, y mi fuerza reside en
la noche, y soy de ella.
Y en la luz muero y me
desvanezco… no tengo ratos vacíos, ni momentos llenos. No siento
nada.
Por respuestas logro, mientras continúo existiendo. Entre tanto y
tanto, entre la nada o el todo, perdiendo mi mirada en algún remoto paisaje... gradualmente te voy
componiendo, cubro mi necesidad y te
voy inventando…insisto en que tú
existas. Te espero, observando las razones y formas de la vida animal.