Agradecimientos.

Escribir un libro era una promesa que le hice a una persona cuando éramos niñas. Hoy puedo decir, que a pesar de las muchas dificultades que he tenido para realizar este proyecto imperfecto, mi promesa pasa a ser una meta cumplida. En aquel entonces no hubiera podido imaginar, que lo haría a través de la red. Esto no hubiera sido posible sin todas vuestras visitas, por eso, las dedicaciones se refieren a todos y cada uno de los que a lo largo de estos años, me hicisteis sentir más acompañada en mi soledad. Profundas gracias a los ojos que me leen hoy, ayer y siempre.

lunes, octubre 8

Dijins Di 21



Frustrada nuevamentesalí  enfurecida  de la pequeña sala de proyección. El  estrepito del portazo retumbo por toda la planta, por el vacio de muebles  que favorecía  la acústica y que ya se nos hacia familiar.   

Encaminándome con la cinta en mano,  busque habitación por habitación a nuestro técnico  de sonido y dispositivos eléctricos, como siempre parecía haber sido borrado de la faz de la tierra. Dude unos segundos y medite el siguiente paso  curiosamente  enfrente de la puerta, que amparaba a nuestro paciente. Irrumpí  con brusquedad  observándolo todo. Puedes descansar yo continuare la guardia.  Le comunique  a mi compañero de cuarto Petrus. Todo tuyo pronuncio mientras salía.

Sin advertirlo me encontré de nuevo sumergida en la inagotable inteligencia de aquel pobre desgraciado que no percibía su mente rota. Por algo se dice que un loco no es consciente de su locura.

Agachado y oculto te espera, impasible y certero, asestara un disparo en la diana de tu corazón.
 Asesino de dones, perseguidor inagotable del bien.  Tan antiguo como el mar. El caballero negro te acecha. Cada hora que pase,  se acercara  aun más  el desenlace final, en el que la nada copara tu cuerpo, que prendera bajo las llamas del infierno, donde tu mente se perderá y tu alma eterna navegara en los oscuros rincones de tus recuerdos,  entonces habitaras en  la sala de las almas descarnadas  y  los difuntos  que moren allí y aquellos que te preceden, te negaran la palabra y bajaran la mirada, en esa fría soledad lamentaras mil años repitiendo todos y cada uno de los espacios que llenaron tu vida,  y  echaras de menos lo que soy.

 Allí comprobaras,   que no habrá perdón tampoco, para los que no cobijen  el mal en su interior. Pues  aquellos que rompen y asestan con dagas de traición, perturbados destructores,  anómalos que no fueron tocados por un  Dios, serán entonces los que dominen tu vagar.

Yo  sabedor  de tu secuestro,  permaneceré atento   al momento confuso  en el que pronuncies mi nombre y volveré a buscarte hasta las mismas puertas del infierno del que provengo, al que no anhelo volver. Por ti atravesare sus sangrientas estancias.  Únicamente para encontrarte, bajare a sus entrañas con una sola luz y la determinante razón   de salvarte, iluminare mi camino con el amor que te proceso  y cuando te hallé,  te arrebatarte de él, de sus cadenas y  aunque perezca en el viaje, ese es mi destino, el que yo he elegido.  Anclado a tu ser  permanezco a la espera de saberte ver.

Dime entonces, ¿Qué ingenio habita  en  que huyas de mi?, ¿Donde te esconderás?
¿Todavía piensas que  puedes  retenerme  maniatado en este sillón, con simples cinchas de carga y que los narcóticos  adormecen mis ansias…En verdad crees que eso es así?, Me seria sencillo penetrar en tu mente y manipular las verdades que conoces sin pronunciarme en un suspiro, en el  breve tiempo que dura,  lo que tardaras en levantar de nuevo la mirada para sopesar  lo que digo…

La mueca de sus labios  pareció  malvadamente sabia, lastimada  la mía al comprobar que era conocedor con antelación de mis gestos.  Siseando un desagradable  silbido, meneo  y retorció su  cabeza inclinándola suavemente  con una mueca insultante y sibilina, haciendo que bailara el iris  dentro  de sus ojos y provocando en mi un movimiento de temor, que  impulso todo mi cuerpo  hacia atrás.  Aunque logre reponerme rápidamente  en vano intente desviar  su atención, con ademanes contundentes   escribiendo algo en el cuaderno  que reposaba sobre  mis piernas. Pero  lo siguiente que dijo y el tono tajante en el que lo hizo,  no me dejo fingir mucho más que un instante. El bolígrafo resbalo de mis manos  rodando a sus pies

 … Ahora ya sabes que la respuesta es no.  Pronuncia mi nombre.


De mis labios salió un gemido   involuntario que en el lejano eco se comprimió  en dos letras.  …Di.

 A la par de extinguirse  y nuevamente repetirse  por todos los rincones  del local, Las paredes empezaron  a tambalearse como si fueran papel. El techo se derrumbaba con estrepitosos estruendos. Bajo mis pies el suelo  vibro de la misma manera que lo hace la piel de un tambor y  comenzaron a surgir grietas  de  suma violencia,  precipitándose hacia la nada,  que inexplicablemente   yo reconocía   en la que él me había descrito, negra,  absoluta  e infinita.    Aterrada corrí, dejándolo  solo  tras de mí, sin importarme lo que fuera de él.

  alocada escapada  por  los pasillos, alarmo a mis compañeros, les costó mucho tiempo  y fuerza  frenar  mi  descontrolado comportamiento  del que  no sabían cuál era la razón.  Jadeaba angustiada con la mano  sujetándome el entre pecho, no conseguía  pronunciar palabra.  Solo gritaba en una frenética mezcla de locura o terror.  Al parecer la duda sobresaltada, se quedo   dibujaba en  mi rostro tembloroso,   apoyada contra una de las paredes mientras  intentaba recobrar el aliento.  Alberto y los demás insistían en que me calmase,  para aligerar y liberar el ritmo doloroso que  propinaba mi corazón.  El choque con esa visión fue tan tremendo,  tan impactante, que provoco  que no recordara sus nombres, y me desplome  dejando mi conciencia a merced  de la suerte que consintiera en mi regreso.