Agradecimientos.

Escribir un libro era una promesa que le hice a una persona cuando éramos niñas. Hoy puedo decir, que a pesar de las muchas dificultades que he tenido para realizar este proyecto imperfecto, mi promesa pasa a ser una meta cumplida. En aquel entonces no hubiera podido imaginar, que lo haría a través de la red. Esto no hubiera sido posible sin todas vuestras visitas, por eso, las dedicaciones se refieren a todos y cada uno de los que a lo largo de estos años, me hicisteis sentir más acompañada en mi soledad. Profundas gracias a los ojos que me leen hoy, ayer y siempre.

lunes, mayo 14

Dijins Di. 11.


Por  el  esfuerzo al que me expuse, subiendo a la montaña  y la larga caminata, debí de quedarme dormido en  la hierba  durante varias horas.  Mis fuerzas no se habían repuesto todavía.  Cuando desperté al amanecer   temblaba   y un escalofrió  me  recorrió  entero,  a la vez  que una visión se repetía una y otra vez  a modo de diapositivas intermitentes,  duraban apenas un segundo y eran consecutivas, sentía que me acechaba el peligro.  Algo se estaba gestando en la oscuridad, levante mi cuerpo del suelo  a duras penas y sobresaltado me dispuse a caminar lo más rápido que mis fuerzas  permitieran, mientras tanto obsesionado en descifrar aquella instantánea que pude retener en mi mente, de la que poca información  podía sacar. Sabía que el mal germinaba en unas ruinas y era antiguo, mucho más que yo. La convicción de esa  pesquisa  me hizo tropezar y caer aparatosamente por un desnivel en  el camino, precipitando  mi caída en  un irracional  descenso,  hasta un paso inferior  situado a unos  15 metros  bajo  la trocha. En esos interminables  minutos me fallo toda agilidad  y acabe   frenando  con la cabeza de manera forzada contra un árbol.  


 Jamás había experimentado el dolor  y  resulto sumamente desagradable. Calibre  su  intensidad  apretando  con los  dedos de ambas manos  en el punto más álgido de la herida, haciendo que cesara bajo la presión de mi propia energía.


Busque de nuevo el  recuerdo de la imagen, ahora mas distorsionada, se presentaba borrosa y difuminada.  La estaba perdiendo.  Reconocí  en  el último destello de  la ilusión  como se removía el polvo,  se elevaba y perdí totalmente la visualización.


 Un viento helado de súbito azoto mi rostro, las hojas se alzaron movidas por  inmensos remolinos que avisaban  de la llegada de algo, algo con olor a muerte.

Pause mi mano en  mi pecho, para calmar mi corazón  que pareció comenzar a latir en ese momento,  no antes y  tome conciencia de mi pecado.


Me sentí vulnerable en un cuerpo humano. Desde mi posición era imposible retomar la vereda por la que venía  bajando, pero debía apresurarme  para alejarme de allí, note como el silencio me seguía y corrí lo más rápido que pude, a lo lejos distinguía un tronco caído  que podría servirme de cobijo.





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