Por el esfuerzo al que me expuse, subiendo a la montaña y la larga caminata, debí de quedarme dormido en la hierba durante varias horas. Mis fuerzas no se habían repuesto todavía. Cuando desperté al amanecer temblaba y un escalofrió me recorrió entero, a la vez que una visión se repetía una y otra vez a modo de diapositivas intermitentes, duraban apenas un segundo y eran consecutivas, sentía que me acechaba el peligro. Algo se estaba gestando en la oscuridad, levante mi cuerpo del suelo a duras penas y sobresaltado me dispuse a caminar lo más rápido que mis fuerzas permitieran, mientras tanto obsesionado en descifrar aquella instantánea que pude retener en mi mente, de la que poca información podía sacar. Sabía que el mal germinaba en unas ruinas y era antiguo, mucho más que yo. La convicción de esa pesquisa me hizo tropezar y caer aparatosamente por un desnivel en el camino, precipitando mi caída en un irracional descenso, hasta un paso inferior situado a unos 15 metros bajo la trocha. En esos interminables minutos me fallo toda agilidad y acabe frenando con la cabeza de manera forzada contra un árbol.
Jamás había experimentado el dolor y resulto sumamente desagradable. Calibre su intensidad apretando con los dedos de ambas manos en el punto más álgido de la herida, haciendo que cesara bajo la presión de mi propia energía.
Busque de nuevo el recuerdo de la imagen, ahora mas distorsionada, se presentaba borrosa y difuminada. La estaba perdiendo. Reconocí en el último destello de la ilusión como se removía el polvo, se elevaba y perdí totalmente la visualización.
Un viento helado de súbito azoto mi rostro, las hojas se alzaron movidas por inmensos remolinos que avisaban de la llegada de algo, algo con olor a muerte.
Pause mi mano en mi pecho, para calmar mi corazón que pareció comenzar a latir en ese momento, no antes y tome conciencia de mi pecado.
Me sentí vulnerable en un cuerpo humano. Desde mi posición era imposible retomar la vereda por la que venía bajando, pero debía apresurarme para alejarme de allí, note como el silencio me seguía y corrí lo más rápido que pude, a lo lejos distinguía un tronco caído que podría servirme de cobijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.