Agradecimientos.

Escribir un libro era una promesa que le hice a una persona cuando éramos niñas. Hoy puedo decir, que a pesar de las muchas dificultades que he tenido para realizar este proyecto imperfecto, mi promesa pasa a ser una meta cumplida. En aquel entonces no hubiera podido imaginar, que lo haría a través de la red. Esto no hubiera sido posible sin todas vuestras visitas, por eso, las dedicaciones se refieren a todos y cada uno de los que a lo largo de estos años, me hicisteis sentir más acompañada en mi soledad. Profundas gracias a los ojos que me leen hoy, ayer y siempre.

jueves, abril 19

Dijins Di. 3.







No sufro de las emociones, que gobiernan la vida de cada individuo humano, como consecuencia, no conozco la conciencia ni del bien, ni del mal. Hago, y plácidamente copo  mis caprichos, colmados de brutales actos.  Hastíos, para mi entender  y burdamente aburridos.

Nada vive cerca de mí, nada muere. Todo es eterno, como el oscuro vacío que se divisa en las grietas más profundas de los gélidos glaciares. Mi existencia se transforma en una caída que trasciende infinita, donde solo unos ojos me mantienen  y me devuelven a este mundo terrenal. Al principio era solo una imagen fugaz, algo superficial, que con el tiempo se repetía  con mayor frecuencia.

Durante siglos, los he perseguido, los he buscado, en cada uno de los mortales que he conocido. Sin suerte, sin hallarlos. Sin dejar de visionarlos,  he podido reconocer mi vulnerabilidad.


En cada fracaso  que vivía, al no encontrarle  dueño a esos ojos, se veía alterada mi razón de permanecer fiel, a lo que yo era, a mi propia naturaleza. Con el decaer de los tiempos, deje  de hacer todo aquello que me sostenía y me fui adentrando en la quietud.  Durante años permanecí invisible. Alejado de todo lo conocido.

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